San Rafael Guizar y Valencia.
Infancia y educación[editar]
Rafael Guízar y Valencia nació en Cotija (Michoacán) el 26 de abril de 1878. Hijo de Prudencio Guízar y Natividad Valencia. Tuvo once hermanos: Maura, Dolores, 2 Marías de Jesús por que una de ellas falleció a los 9 meses de edad, Emiliano, Prudencio, Rafael, Antonio, María Natividad y María Guadalupe. Algunos de ellos dedicado también a las actividades religiosas, como fue María de Jesús y María, consagradas, Rafael, obispo de Xalapa, Antonio, obispo y I Arzobispo de Chihuahua. María Guizar y Valencia, fue madre de Maura Degollado Guízar de la cual nació Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo y del movimiento de apostolado Regnum Christi. Otro descendiente directo fue el Arzobispo metropolitano de Tlalnepantla Ricardo Guízar Díaz o José Fernández Arteaga Arzobispo emérito de Chihuahuac. Aprendió sus primeras letras en la escuela parroquial de su tierra natal y más tarde en un colegio jesuita en la Hacienda de San Simón de Cotija. Inició sus estudios eclesiásticos en el seminario de la diócesis de Zamora en 1894 y en junio de 1901 fue ordenado sacerdote en la catedral de Zamora, Michoacán.
Vida sacerdotal[editar]
Al poco tiempo de ser ordenado presbítero, acompañó al entonces obispo de Zamora, Mons. José María Cázares en las visitas pastorales a las poblaciones de su diócesis.
Durante las batallas de la Revolución Mexicana, disfrazado de vendedor, actuó, de manera oculta, como sacerdote ayudando a los soldados moribundos y dándoles los auxilios espirituales de la Iglesia.
Luego de ser Director Espiritual y catedrático del Seminario de Zamora y canónigo de la Catedral, sufrió varios destierros por causa de la persecución religiosa de los presidentes Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, y entre 1913 y 1919 viajó misionando a Cuba, Guatemala, Colombia y el Sur de los Estados Unidos.
Especial importancia en si biografía la tiene su estancia en Cuba, país al que llegó en 1917 invitado a predicar allí por su hermana Mª Jesús Guízar, religiosa teresiana que vivía en Camagüey. Allí fue acogido por el obispo Valentín Zubizarreta, que le encargó diversas misiones rurales. En ellas le acompañó un joven sacerdote español, Enrique Pérez Serantes (más tarde figura capital del episcopado cubano por haber salvado la vida a Fidel Castro en 1953 y por su posterior relación con la revolución) en el que influyó sobremanera. En Cuba, Guízar se hacía llamar P. Rafael Ruiz para evitar ser identificado por sus perseguidores.
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